La planta de BMW en Ratisbona contribuye ahora a una producción especialmente eficiente reduciendo la cantidad de agua y energía necesarias para la pintura. El responsable de ello es el proceso de separación en seco utilizado por primera vez en la producción a gran escala. Este proceso es único en el mundo y en el futuro se utilizará también en las plantas de Leipzig y Dingolfing.
La conversión de las dos líneas de pintura de la planta de Ratisbona a lacado transparente húmedo y el sistema necesario de depuración del aire de escape costaron un total de 14,3 millones de euros y garantizan un ahorro en el consumo de agua de unos 36 litros por vehículo. Además de este ahorro de agua del 6%, se requiere un 4% menos de energía, es decir, unos 26 kilovatios hora por vehículo. Con más de 1.000 vehículos producidos diariamente, esto supone un ahorro notable.
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Antes, el barniz final se aplicaba como barniz en polvo, como se muestra en la imagen de arriba, pero ahora se utiliza un barniz de dos componentes. A pesar del trabajo tan preciso de los robots de pulverización, una pequeña cantidad de la pintura no cae en el vehículo, por lo que se aspira a través de filtros recubiertos de polvo de piedra mediante un sistema de recirculación de aire. El polvo de piedra aglutina las partículas de pintura en seco y la mezcla resultante se utiliza como relleno en la industria cementera de forma respetuosa con el medio ambiente.
Con el nuevo proceso, el 90% del aire recirculado puede reutilizarse en la cabina, por lo que es necesario calentar o enfriar bastante menos aire que antes. De este modo, el proceso también contribuye a reducir notablemente el consumo de energía.
Dr. Andreas Wendt (director de planta): «Con nuestras inversiones en mejoras de procesos en el taller de pintura, estamos implantando otro componente básico para una producción respetuosa con el medio ambiente. En el proceso de pintura, el consumo de agua y energía puede reducirse aún más en comparación con los procesos de pintura convencionales con este proceso único en el mundo.»
Rupert Haselbeck (director responsable del proyecto): «A pesar de la máxima precisión de los robots al pulverizar la pintura, unas pocas partículas de pintura suelen ir a parar junto a la carrocería del coche. Un sistema de recirculación sopla este llamado «overspray» a la mitad inferior de la cabina de pintura y allí a través de filtros recubiertos de polvo de piedra. El polvo de piedra aglutina entonces las partículas de pintura sobrantes en seco, a diferencia de los procesos convencionales, sin necesidad de agua adicional».